Bien realizados,
pocos ejercicios pueden ayudar a darle color y calor a su voz. Pruebe con estos
tres:
• Lea un
párrafo con voz natural (volumen regular); luego, Vuélvalo a leer muy quedo
(casi susurrando); y, después, léalo con toda intensidad de voz. Proceda igual
con frases musicales o con canciones.
• Tome una
poesía e interprétela: (dígala con sentimiento). Inspírese y recite un poema
con las inflexiones de voz necesarias para captar su mensaje. Seguidamente,
vuélvala a leer; pero, esta vez, alternando el volumen de su voz: un verso bajo
y un verso fuerte. También hágalo con canciones.
• Tome
diversas frases interrogativas (?), admirativas (!) y de suspenso ( ... ).
Léalas o dígalas con el sentido que indican los signos respectivos. Por
ejemplo:
-¡Basta.
Detengamos la injusticia!
-La besó
apasionadamente, y, entonces...
-¿Cuánto tiempo
hace que no besas a tu madre?
Esfuércese por
repetir frases similares, pero cada vez de diversa forma, con otra entonación.
Recuerde las connotaciones.
Como otro ejemplo
diré que usted puede expresar muchas cosas con las mismas palabras:
-Qué profesional.
-¡Qué profesional!
(Admiración que aprueba la gran calidad)
-¡Qué profesional!
(Admiración que critica la mala calidad)
-¡Qué profesional
... ! (Frase burlona)
-¿Qué profesional?
(Pregunta a qué profesional se refiere)
-¿Qué ...
profesional? (Doble pregunta que expresa duda)
-¿Qué ...
profesional! (Pregunta y afirmación admirativa), etc.
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